
Cada vez que voy a ese “coffee”, me sorprende la amabilidad con la que te atienden. Siempre son tan simpáticos y corteses, que a veces me irrita, y luego, me siento mal debido al hecho de que me irrite. En todas las oportunidades en las que he estado allí, pienso si esa atención, amabilidad y cortesía están siendo fingidas, o tal vez estoy tan acostumbrado al mal genio de la gente de esta ciudad, que cuando siento este tipo de actitud, positiva, me siento como entrando a otra dimensión.
He estado en otros cafés, pero en ninguno de estos otros lugares, me hacen sentir y pensar como en Starbucks.
A lo mejor, si muchas cosas fueran con ese estilo de atención, serian mucho más agradables de lo que son ahora. ¡Y deberían!
Para terminar, tienes que ir si no lo conoces y te recomiendo probar el frappucino, ideal para la temporada de verano, o simplemente pedir un vaso de agua y sentarte en algún sofá, que no te lo negaran.
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